Esta obra (Nueva crónica y buen gobierno), que representa el afán del cronista por resaltar la importancia y grandeza de los pueblos anteriores a los incas, fue hallada en 1908 en Dinamarca, por el director de la biblioteca de Gotinga, Richard Petshman. Posiblemente haya llegado a ese lugar cuando el Conde – Duque de Olivares vendió su voluminosa biblioteca a Cornelius Pederson Lerche, quien fue embajador danés en Madrid (1650 – 1653) y que residió en dicha ciudad hasta 1662. Puede establecerse que la primera parte de la obra (Nueva crónica) se escribió antes de 1600, para lo que recogería datos durante 20 años, y que se decidiera a escribir la segunda parte (Buen gobierno) en 1613. El cronista copiaría el manuscrito, ya envejecido, de la primera parte para uniformarlo con la nueva.
El Rastro Autobiográfico
El autor se ufana de ser descendiente noble de los Yarovilcas de Huánuco, dado que fue nieto del gobernante Huamán Chava Allauca, quien fue conquistado por el inca Tupac Yupanqui, el que le dio el cargo de “su segunda persona” y “visorrey en todo el reino”. Existe una contradicción de Huamán Poma cuando nos dice que su abuelo fue asesinado por los conquistadores, pero después nos dice que este murió en tiempos de Huaina Capac. Lo cierto es que Huamán Chava tuvo como hijo a Huamán Mallqui, quien se caso con Juana Curi Ocllo (hija de Tupac Yupanqui, según el autor de la Nueva Cronica) y tuvieron cuatro hijos varones Felipe, Francisco, Juan y Melchor y una hija llamada Isabel. Doña Juana tuvo a su vez un hijo mestizo, el padre Martin de Ayala, hijo de Don Luis Avalos de Ayala. Según Huamán Poma, su padre fue enviado por Huáscar en una embajada para recibir a los españoles; de ahí no se vuelve saber de su padre hasta 1539, donde aparece peleando en las batallas del sitio de Lima, de Chupas y de Huarina, donde le salvaría la vida al capitán Avalos de Ayala, quien le daría su apellido en agradecimiento. Pero los documentos logran descubrir el enredo del cronista, dado que Avalos de Ayala no estuvo en el sitio de Lima ni fue herido en Huarina, ya que llego un año más tarde de este suceso. Tambien existe la complicación del cronista para explicarnos como Huamán Malqui pasda de segunda persona del Inca a ser mayordomo y mandadero, primero del Hospital de Naturales del Cuzco y luego de Huamanga.
El cronista debió nacer entre 1534 y 1535 en San Cristóbal de Sutunto, donde posiblemente transcurrió la mayor parte de su vida y fue teniente corregidor de la región de Lucanas de Andamarca. Su educación corrió a cargo de su hermano mestizo, el padre Martin de Ayala, quien le enseño desde las primeras letras a él y a sus demás hermanos. Según cuenta Huamán Poma, decidió dejar su tierra y hacerse pobre para ir a defender a los indios de los abusos de las autoridades. Este personaje incómodo para las autoridades, fue por el Perú ayudando a sus hermanos de raza, haciendo peticiones y memoriales, de cierta manera, haciendo escuela de rebeldía y aglutinando a su alrededor un sentimiento joven de protesta. En su viaje no conoció todo el Perú, solo Cuzco, Huamanga, Lima y sus rutas, lo cual se puede ver cuando describe las ciudades. Al regresar, después de 30 año, a su tierra natal descubrió qe sus propiedades estaban en manos de otros, que sus amigos ya no estaba y que sus cargos lo ocupaban otros. Es entonces que decide presentarse ante el corregidor, Juan de Lean Flores, y reclamar sus antiguos títulos; este lo escucha pacientemente y le promete solucionar sus problemas, pero al ver que el cronista le importuna con la situación de abuso en que se encontraban los indios, decide echarlo. No le queda más que viajar a Lima, pero en el camino es asaltado y abandonado a su suerte, vagando por los caminos, hasta ser encontrado por un viajero, con quien llegara a Lima, donde en un principio no encontrara posada por su aspecto. Finalmente el relato termina cuando el cronista llega al templo de Santa Clara, en cuyo altar mayor estaba el corazón de Santo Toribio de Mogrovejo, velado por las monjas clarisas.
La Obra
La primera parte de la obra (Nueva Crónica) nos habla de los tiempos pre - incas. Esta empieza con la creación del mundo, luego nos da una especie de mescla de historia Romana con historia de España, para después empezar con una batahola de cardenales hasta llegar a la conquista. Con cierta intuición sociológica nos explica como vivieron y se organizaron los primeros hombres, para lo cual hace uso de una división de la historia con ciertas edades. Para el cronista los Incas, al igual que los españoles, solo fueron intrusos (advenedizos), dado que los verdaderos señores de esta tierra fueron los antiguos pobladores Auquiconas y Ñustaconas. Sobre la época de los incas nos cuenta sobre las conquistas, costumbres, instituciones, trabajos, etc. Aunque no existe una ilación en la información que nos brinda, dado que son como trozos de historias sin conexión, los cuales están supeditados al dibujo que los acompaña; algo que es una constante en toda la obra.
En la segunda parte nos habla del orden colonial, haciendo referencia a Virreyes, centrándose en el abuso que sufre que el indígena, sus hermanos de raza a los que ayuda, por parte de las autoridades locales y de los clérigos permisivos, a los cuales tiende , en cierta medida, a satirizar en su texto y en sus dibujos. Finalmente nos ofrece un corpus con las posibles soluciones a los problemas de indio de ese tiempo, a lo que Porras ha venido a llamar la “utopía reformista”.